jueves, 26 de octubre de 2017

Hanal Pixán una tradición viva en Celestún.

Puerto de Celestún
Hanal Pixán una tradición viva en Celestún.
Dentro de las costumbres mexicanas se encuentra la celebración de la muerte, recordando a aquellos seres queridos que se nos han adelantado en el camino.
En Celestún se conoce como Hanaal Pixán, vocablo maya que se traduce en comida de las ánimas, se acostumbra celebrar esta tradición colocando un altar en el que se incluye, además de la foto del difunto, platillos típicos del estado así como un tamal de tamaño mayor a los convencionales y de forma redonda conocido como mucbilpollo o pib enterrado, alimento que se sirve recién salido de la leña y se ofrece a las almas que vienen de visita los días 1 y 2 de noviembre.
Adicional a lo anterior, dicho altar se adorna con flores de cempasúchil, velas blancas o de colores según sea para niños o para adultos, dulces, frutas y la comida o bebida favorita del difunto e incluso juguetes tradicionales si se trata de niños. En algunas ocasiones se coloca de igual forma los alimentos favoritos de aquel ser que se adelantó en el camino e incluso las bebidas.
En las familias católicas más tradicionales se realiza un rezo antes de cada alimento en señal de llamado al alma para que se acerque a recibir la ofrenda preparada; en otras se realiza una breve peregrinación hacia aquella santa morada que resguarda los restos de quien antes fue un ser vivo, para preparar ahí mismo tal altar.
Es común ver entonces, el día 2 de noviembre, los panteones abarrotados con flores, comida y visitantes instalados durante todo el día, otros que entran, otros que salen pero todos en torno a una razón, la celebración de la vida que antes tuvo quien ha partido ya de este mundo, de modo tal que en algunos camposantos se realiza, al final de la jornada, una misa en memoria de aquellas personas mientras piden por sus almas y al mismo tiempo piden a ellos intercedan por los que aún se encuentran en vida.
Pero no solamente se trata de colocar alimentos en una mesa, pues cada elemento colocado tiene un significado, de modo tal que las velas simbolizan la luz que los difuntos deben seguir para retornar a casa, siguiendo el camino creado por las flores de cempasúchil, es importante que las flores sean naturales pues éstas significan el amor verdadero hacia nuestros familiares que ya han partido. Los dulces son por lo general hechos con frutas de la región representando las tradiciones vivas.
Es común ver en la mesa una foto de aquel ser querido que ha muerto, esto para recordarlo, pero también en algunas ocasiones se observa un marco sin foto, éste simboliza al “ánima sola” aquella persona que ha sido olvidada por sus familiares, pues en esta fiesta todos son bienvenidos, para esta misma alma se coloca de modo apartado otro altar más pequeño, en señal de que en dicho hogar es bien recibido.
En tiempos remotos, los antepasados mayas enterraban a sus difuntos colocando en sus fosas objetos que antes pertenecieron y que según se creía podría servirles en su próxima vida, actualmente la creencia ha cambiado, ahora se coloca en la mesa objetos que en vida le fueron muy útiles, con el fin de hacerle sentir en casa cuando visite el altar

miércoles, 18 de octubre de 2017

alfredo chay EL PESCADOR Y LA SIRENA

alfredo chay Celestún

En una isla del puerto de Celestún vivía, hace muchísimos años, un pescador muy pobre. Había perdido a su esposa y  solamente le quedaba un hijo varón. Al sentirse viejo y cansado, llamó a su hijo y le dijo:
-Hijo mío, siento que pronto voy a morir. Ya sabes que no puedo dejarte nada más que mi vieja barca y que siempre me he negado a que fueras pescador como yo. Sin embargo, debo pedir tu ayuda.
-Pide lo que quieras, padre.
-Hace poco descubrí la existencia de una sirena que vive en los arrecifes que se encuentran al oeste de nuestra isla.  La he vigilado a lo largo de los últimos meses. Es muy hermosa, posee una voz encantadora y , además, luce unos collares con las perlas más bellas que un humano haya visto jamás. Finalmente sé cómo actúa, y puedo asegurar que esta endiablada criatura es la culpable de los naufragios que asolan nuestra costa. Cuando ve acercarse un barco, empieza a cantar y hace brillar al sol las maravillosas perlas de sus collares. Los marineros y los pescadores que la ven o escuchan su voz se vuelven locos. Así es cómo zozobran sus barcos y mueren muchos de sus tripulantes.
El joven escuchaba el relato, asombrado y asustado por los peligros que había corrido su padre, sin que nunca se lo hubiera dicho ni él hubiera sospechado nada.

-¿Qué quieres que haga? -preguntó.
-Tu misión será alertar a los pescadores y a los marineros para que no se acerquen a estos arrecifes.  Sin embargo, debes ser prudente, porque no estoy seguro de hasta dónde llega el poder de esta sirena. Además, deberás buscar la manera de impedir que perjudique a nadie más.
El hijo le prometió que intentaría cumplir sus deseos. Pasaron los días, y una mañana, al ir a despertarlo, el joven vio que el anciano pescador había abandonado este mundo mientras dormía.
Después de enterrar a su padre, el muchacho decidió recorrer los pueblos de la isla para pedir a los pescadores y los marinos que no se acercaran a los arrecifes. Sin embargo, nada decía de la sirena y de sus collares de perlas.
-¿Qué peligros encierran los arrecifes del oeste? -preguntaban algunos.
-Nadie lo sabe -contestaban otros-. Lo cierto es que desde que este joven ha puesto sobre aviso a los pescadores y a los marineros, ningún barco ha vuelto a naufragar en esta costa.
El muchacho sabía que debía ahuyentar a la sirena si quería mantener a salvo a los navegantes para siempre. Así pues, día tras día se acercaba al arrecife para ver si la descubría. Escondido bajo las rocas,  buscaba la entrada de las grutas; pero pasaban los días y no encontraba ningún rastro. Una tarde, cuando ya iba a darse por vencido, vio que asomaba un libro debajo de una piedra. Lo tomó en sus manos y, como no sabía leer, iba a dejarlo en el mismos sitio, cuando oyó unos gritos a sus espaldas:


-Devuélvemelo. Es mío. Si te lo llevas, recibirás tu merecido.
Era la sirena que nadaba furiosa hacia él.
-¡Vaya, por fin apareces! Este libro debe de ser muy importante para ti, si no, no estarías tan furiosa.
Dándose cuenta de que el libro debía de contener fórmulas mágicas que la sirena empleaba para encandilar a los navegantes, el muchacho lo agarró fuertemente y se alejó saltando entre las rocas, seguro de que ella no podría seguirlo si no era por el mar.
-Devuélveme el libro. Te daré todas las perlas que quierasss...
Cuando se encontró a salvo, examinó las páginas atentamente, pero no pudo descifrar ninguno de los signos que contenía.
-¿Conoces a alguien por los alrededores que sepa leer? -preguntó a un viejo pescador.
-En aquella pequeña isla que hay delante del arrecife vive una muchacha que sabe leer -le dijo.
Al amanecer del día siguiente, subió a la barca de su padre y, alejándose todo lo que pudo de las rocas del arrecife, se dirigió a la isla. Era tan pequeña que en ella vivían solamente tres o cuatro familias. Le costó poco encontrar a la muchacha que buscaba y, en cuanto la tuvo delante, la encontró tan hermosa que se enamoró de ella de inmediato.
-¿Podrías leerme este libro? -le preguntó.
-Ya sé quién eres. He oído hablar de ti. Previenes a los pescadores y a los marineros para que no se acerquen al arrecife y perezcan encantados por esta malvada sirena.
La muchacha se sentó y tomó el libro entre sus manos.
-Está escrito en un lenguaje extraño -dijo al fin-. Me costará descifrarlo.
-¿Cuánto crees que tardarás?
-Déjame unos días. Dentro de una semana, encenderé una pequeña hoguera en la playa por la noche. Será la señal para reunirnos y leer el libro.
El muchacho esperó pacientemente, y cuando llegó el día acordado, cruzó el espacio de mar que lo separaba de la pequeña isla así que vio el resplandor de las llamas. Día tras día, la muchacha le mostraba cómo descifrar el lenguaje y los signos del libro y juntos buscaban la manera de acabar con la sirena y sus hechizos.

Pero la sirena espiaba al muchacho, oculta entre las rocas, y no le pasó desapercibido su interés por la bella joven.
Una noche, el muchacho salió a la playa y escudriñó la oscuridad por si distinguía algún resplandor. No imaginaba que la sirena, aunque sin el libro que le confería mayor poder, todavía recordaba fórmulas para convocar a las fuerzas de la naturaleza. Había llamado a la neblina, y esta cubrió en un momento la isla de la joven, de manera que el muchacho no podía ver el leve centelleo de la pequeña hoguera.
Mientras él se preguntaba qué debía hacer, la sirena se acercó sigilosamente a la playa y, cuando la joven metió sus pies en el agua, extrañada a su vez por aquella repentina niebla, y atisbando el horizonte por si veía la barca del muchacho, la sirena le arrebató el libro de las manos y la fulminó con los rayos de su mirada, dejándola tendida en la arena.
Al desaparecer la neblina, tan repentinamente como había surgido, el joven vio el débil resplandor que provenía de la pequeña isla. Temiendo lo peor, corrió a su barca y remó con todas sus fuerzas.
La muchacha yacía inerte en la arena. El joven la tomó entre sus brazos y lloró amargamente toda la noche. A la mañana siguiente, los pescadores vieron atónitos que en su pequeña playa había un muchacho y una joven abrazados y convertidos en roca, y que en los ojos del muchacho, las lágrimas se habían convertido el perlas, tan preciosas como las de los collares que lucía la sirena de los arrecifes.

alfredo chay "al final de mi vida"

alfredo chay celestún
Un pedazo de tierra, para posar mi planta

Y una huella sabia que conduzca la mía.
Un Rincón en el Cielo donde anidar mis ansias,
con una estrella, para saber que Tú me miras.
Sobre mi frente un techo;
bajo el techo una llama;
un pan que nunca falte y una esposa sencilla.
La esposa como el pan: alegre, buena, cálida.
El pan como la esposa: de suavidad benigna.
Un amigo y un libro.
Salud, pero no tanta, como para olvidar
que he de morir algún día.
Un hijo, que me enseñe que soy Tu semejanza.
Sosiego en el espíritu.
Gratitud en el alma…
Eso pido, Señor… y al final de mi vida…
Dártelo todo a cambio de UN POCO DE ESPERANZA

domingo, 8 de octubre de 2017

alfredo chay

alfredo chay celestún playa muelle
A lo largo de su corta historia, han sido varias las veces que la evolución de las cámaras ha permitido al pueblo acercarse a la fotografía, pero esta vez el soporte digital ha simplificado tanto la técnica necesaria para utilizar cámaras y dispositivos electrónicos, y ha facilitado tanto el aprendizaje, que ha sido cuando definitivamente la fotografía se ha socializado del todo. Esta vez sí. Ha sido entendida y por ende aceptada y ya no es especial. Hacer fotos ya no es difícil, hoy es una práctica común, cotidiana, divertida. Inmediata. Esa inmediatez ha sido la responsable de esta transformación a nivel global en el mundo de la imagen. alfredo chay

jueves, 5 de octubre de 2017

Alfredo Chay EL PESCADOR Y LA SIRENA. "CELESTÚN"

alfredo chay Puerto de Celestún
Hace muchos años, habia un vez, un pescador, hombre muy pobre y muy querido en su puerto. Como todos los dias decidió salir con sus redes, al mar. Navegó como nunca en su embarcación mar adentro, cuando de repente apareció entre las aguas la sirena de los mares, ser marino que se aparecía una vez cada cien años y que da cumplimiento a lo que más se anhela, él muy asombrado y algo asustado ante este ser de enormes proporciones, la observa y con temor le expresa que quiere ser el más poderoso y rico del lugar. La sirena le da al pescador la riqueza y el poder .
Pasaron varios años y todos en el pueblo experimentaron extrañados el cambio del pescador, de ser un hombre muy pobre a tranformarse en un hombre lleno de lujos y riquezas y que se fue alejando día a día de sus vecinos y tranformándose en un ser solitario y egoísta.
Un día el pescador observaba el mar, su amigo de siempre, aquel que le dio tantos bienes materiales y, sin embargo, estaba solo y triste; còmo ansiaba aquéllos días en donde estaba rodeado de amigos y era feliz, él se dio cuenta que no valorò lo que tenía, la amistad y compañía.
Francisco, el pescador, reunió a todos sus amigos de antaño y les dio una gran fiesta, expresándoles, todo lo que los había extrañado y compartió todos sus bienes, logrando que su puerto fuera el más unido y solidario.



miércoles, 4 de octubre de 2017

alfredo chay playa de celestún

alfredo chay playa celestún“Aunque sepas que tendrás un arduo día de trabajo, es necesario que erradiques el pesimismo y la flojera, remanga tu camisa y comienza a poner la puesta en marcha porque no te queda otra que seguir para adelante y siempre con mucho optimismo de que todo te irá bien.”